viernes, 11 de enero de 2013

Roque Baños: músico de sueños



Dentro de las actividades del Festival Internacional de Cine de Cartagena, tuve el privilegio de presentar a Roque Baños en un Curso/Master Class de Bandas Sonoras. Esta fue la presentación que leí. Gracias de todo corazón a Cristina Roca por darme la oportunidad.


            Como los sueños, más allá
de la idea del tiempo,
hechos sueños de sueño os llevo.

Porque sueño y recuerdo
tienen fuerza para obligar la vida,
aunque sean no más que un límite imposible
Gil de Biedma


Martín Garzo dice que hablar de cine es, sobre todo, hablar de sueños. Porque en sus salas se esconden nuestros pensamientos, nuestros recuerdos, el tiempo ausente, nuestra vida. De ahí que el poder del cine sea devolvernos en sus imágenes todo lo que creímos perder.
            Por ello, no es fácil hablar de cine para mí. Porque nada es más difícil que hablar de lo que amamos, de nuestros sueños. Cuando aprendes a mirar la vida, sin embargo, necesitas comprenderla, y, en ocasiones, expresarte. Y es en ese momento cuando valoras más que nunca las palabras, las imágenes, y la música. Afirmaba Lytton Strachey que la tarea del arte no es comprender, sino iluminar. Ningún arte cumple mejor ese precepto que el cine. Y, por eso, de todas las artes, la que más me emociona es, precisamente, el cine, porque aúna imágenes, palabras y música para no sólo comprender mi vida, sino también, iluminarla.
            Y de iluminar bien sabe, y mucho, Roque Baños, una persona que se dedica a armonizar música con imagen, aquello que no se ve y se quiere contar. Por ello, la música de cine es mucho más que un mero acompañamiento sonoro de la imagen, es la música de nuestros sueños. En este sentido, no sería descabellado denominar a Roque Baños como músico de sueños.
            Hoy en día muy poca gente puede concebir una película sin una banda sonora, y aunque algunos directores minusvaloraron este elemento cinematográfico (“No me gusta la música de las películas, detesto ver a un hombre en el desierto muriéndose de sed con la orquesta de Filadelfia detrás de él” comentó John Ford), afortunadamente, la gran mayoría no han dudado en utilizarlo (incluido el propio Ford) para darle un mayor sentido al cine. José Nieto, otro gran genio español de la música de cine, al recoger el premio Nacional de Cinematografía decía: “los compositores de música para el cine no somos sino los continuadores de aquellos que, desde los orígenes de nuestra civilización pusieron su música al servicio del arte de contar historias, historias en forma de mitos y leyendas que daban cuerpo a creencias religiosas, historias en formas de cuento, de comedia o de tragedia, para proyectar hacia el espectador la risa, la ternura, el llanto, el miedo… la emoción en definitiva. En este sentido, sin la música, el cine como espectáculo hubiese dido imposible”.
            A pesar de las dificultades de presupuesto, el desinterés de algunos directores y productores, compositores como Roque Baños continúan esa maravillosa tarea de narrar historias, de terminar de dar sentido a un plano o una película a través no sólo de la ambientación, sino sobre todo de la sugerencia y la expresión, de dar voz. Porque Roque, como bien lo denominó Alex de la Iglesia, es la voz del cine español. Un hombre que ha dado voz a nuestros sueños, que ha puesto música a muchas de las mejores obras cinematográficas de los últimos años en nuestro país. Un hombre al que acompaña la versatilidad, la humildad, el genio, la honestidad. Y que como buen músico de sueños, de narrador de historias, consigue que cualquier espectador, aún sin imágenes, se emocione al escuchar su música. Eso es arte, eso es luz.


Pero para iluminar hay que aprender a mirar la vida con otros ojos, y esta es una lección que Roque demostró conocer desde sus inicios. Siendo niño vivió influenciado por la música ya que su padre era saxofonista. Por ello, poco a poco, los días llegaron y fueron lo que prometieron ser. De su Jumilla natal y Murcia, donde estudió en el Conservatorio Superior de Música (consiguiendo el Premio Fin de Grado de Solfeo y Matrícula de Honor en Saxofón) pasó a Madrid (en el Real Conservatorio de Música, obteniendo el Premio Fin de Carrera en las titulaciones de Saxofón, Piano, Armonía, Fuga, Contrapunto, Composición e Instrumentación y Dirección de Orquesta); y acabó completando sus estudios en Estados Unidos, donde se especializa en composición de música para cine y en Jazz, gracias a una beca del Ministerio de Cultura para ampliación de estudios en el extranjero. Se graduó “Summa Cum Laude” en el Berklee College of Music de Boston en las especialidades de composición para música de películas e interpretación de Jazz, en un tiempo récord de dos años.
Gracias a su formación en Berklee, centro por donde han pasado figuras de la composición tan reconocidas como Howard Shore, afianza una pasión por la música de cine y la composición, que arranca desde su adolescencia, donde, como él mismo reconoce, “la música era una voz interior tan fuerte que no pude aplacar, sino todo lo contrario, me esforcé al máximo para hacer ese sueño realidad, a pesar de que los muros que tuviese que sortear fuesen demasiado altos.”.
De regreso a España, entra de lleno en el mundo del cortometraje, componiendo la música de tres cortos: “Arañazos” de Pedro Barbero, “Andeo” de Luís Vallés, y “Lisa” de Carlos Pullet. El salto a los largometrajes y a la pantalla grande vino de la mano del pianista Polo Ortí, un amigo conocido en Berklee, quien se encargó de presentar a Roque al actor Gabino Diego, el cual impresionado por sus composiciones lo promociona con el director Emilio Martínez Lázaro, con el que acababa de rodar la película “Los peores años de nuestra vida”.
Este contacto traería como resultado que Emilio Martínez Lázaro confiara en Roque para la composición de la banda sonora de “Carreteras Secundarias”, en 1997, que obtuvo el premio a la mejor banda sonora en el festival de Cine de Peñíscola, iniciándose así una carrera cinematográfica que, creciéndose en cada obra, ha marcado los últimos quince años del cine español.
Afortunadamente, no se trata de un caso aislado. Roque pertenece a una generación que ha protagonizado una revalorización de la banda sonora gracias a la labor de insignes compositores como Pepe Nieto o Antón García Abril, y que ha permitido iniciar una serie de colaboraciones director-compositor en la mejor tradición del cine europeo y americano. Al igual que el tándem formado por Gracia Querejeta con Ángel Illarramendi; Ventura Pons con Carles Cases; Bingen Mendizábal con Juanma Bajo Ulloa y Mariano Barroso; José Luís Garci con Pablo Cervantes o Alberto Iglesias con Julio Medem y Pedro Almodóvar; Roque Baños ha sabido ganarse la confianza de los mejores directores de nuestro país y el extranjero, desarrollando una fructífera relación con Emilio Martínez Lázaro, Santiago Segura, Alex de la Iglesia y Carlos Saura.
¿El resultado? Medio centenar de películas, tres premios Goya de diez nominaciones; tres medallas del Círculo de Escritores Cinematográficos sobre 9 nominaciones; tres Premios de la Música de 6 nominaciones; así como nominaciones en las academias de cine argentina y mexicana, el premio a la mejor banda sonora en Toulouse o el premio homenaje Ricardo Franco del Festival de Cine Español de Málaga.


            Un resultado fruto del trabajo constante, el esfuerzo y la dedicación. En palabras de Roque: “el trabajar siguiendo las indicaciones de un director supone adaptarse a las necesidades de la producción, pero no renunciar al estilo propio: solo adecuar mis recursos a los requerimientos de la película. Al igual que los pintores o los escritores, los músicos también tenemos nuestras etapas, que bien podrían diferenciarse por colores. Aún así pocas cosas han variado en mi estilo. La única diferencia entre el que yo era antes y el que soy ahora es que he podido componer música para géneros totalmente opuestos, disfrutarlos al máximo y superar con más entusiasmo los nuevos retos que han surgido”. Y es que hay varias palabras con las que definir su obra, emoción, intuición, sensibilidad, contrapunto, creatividad, pero, sobre todo, versatilidad. De la melancolía y sensibilidad fundacional de “Carreteras Secundarias”, la seriedad y espectacularidad con grandes orquestaciones de la serie “Torrente”, los contrapuntos serios y dramáticos a las tragicomedias de “Muertos de Risa”, “Obra maestra” o “Isis/Disi”, la música de raíz y mediterránea de las colaboraciones con Saura “Goya en Burdeos”, “Buñuel y la Mesa de Rey Salomón”, “Salomé” o “El Séptimo Día”; de épica y fantasía en “El corazón del Guerrero”; el homenaje a Schifrin y el jazz en “El robo más grande jamás contado”; el western y la música de genero en “800 balas”; de la identificación en “No somos Nadie”; el musical con “Los lados de la cama”; la emoción y compasión de “Segunda Piel” o “Las Trece Rosas”; el comentario musical y etnográfico de Lázaro de Tormes”; la sensibilidad y coraje femenino de “Diario de una Ninfómana”; la inquietud de “La Comunidad”, la tensión y melancolía de “El Maquinista”; el thriller en “La voz de su amo” o la enérgica “Celda 211”, el misterio en “La Caja Kovak”; la inocencia y el horror en “Frágiles” e “Intruders”; el suspense en “Los Crímenes de Oxford”; la íntima, sutil y dolorosa épica de “Alatriste”; y la rabia, fuerza y dolor de “Balada Triste de Trompeta”, entre muchas otras.
Esta versatilidad va más allá de influencias de Herrmann, Elfman o Williams. Como bien dice Roque, hay formas de ver la armonía, la melodía, marcadas por la maestría de Ravel, Debussy, Stravinsky, Prokofiev, Tchaikovsky….que hace que puntualmente los compositores lleguen a conclusiones parecidas. Pero, en definitiva, Roque Baños hace la música que siente, y esa música es la que ha dotado siempre a sus personajes, sobre todo, de dignidad y emoción.


            Preparando esta presentación de Roque Baños, leí entrevistas, artículos, monografías, y, entre toda esa información, encontré un pequeño detalle que me emocionó. Cuando le preguntaban cuál fue la película que le marcó el amor a la música de cine su respuesta fue E.T. No pude evitar sentir un estremecimiento. Mi padre murió antes de que cumpliera siete años. Durante los años setenta, junto a mi madre, dedicó parte de su tiempo a asistir a proyecciones en Murcia y Alicante para contratar las películas que se proyectaban en el cine de mi pueblo. No recuerdo cuál fue la primera película que ví, pero si la única que asocio con él, poco antes de que falleciera, en una sesión doble que proyectaba Drácula de Cristopher Lee y E.T. La música me impactó tanto que la primera banda sonora que compré, a los doce años en L.P, fue la de John Williams para esta película. Desde entonces, las bandas sonoras han acompañado mi vida, mis sueños.

            Para Gil de Biedma, como la luz, la música tiene una calidad fosforescente y suave de sueño recordado Si la música de cine es la música de los sueños, la música de Baños tiene el don, como los grandes, de permanecer para siempre en nuestra memoria. De dar sentido a lo que no se ve. De fabricar recuerdos, emoción y mantener los sueños. Iluminar caminos. Gracias a la música de cine he mantenido mis sueños. Gracias Roque, por hacer esto posible.
 ÁLVARO

3 comentarios:

  1. Dos de tus grandes amores, cine y música, se recogen en las bandas sonoras. Pocas personas habrán con un gusto y selección tan dulce, tierno y acertado como tú por esta música. La mejor persona para presentar a Roque Baños en la Master Class en el Batel eras tú y Cristina ni lo dudó. Tampoco me extraña que Don Roque se emocionara: una vida narrada con mucho cariño y sentimiento. Gracias. Besicos mil

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  2. Precioso relato al son de tus palabras …. Maravillosa mezcla de talentos …
    Qué bien suena…
    "Hacer con soltura lo que es dificil a los demás, he ahí la señal del talento; hacer lo que es imposible al talento, he ahí el signo del genio" Henri Frédéric Amiel
    Muchas gracias, Álvaro!! Sin palabras...

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  3. Aunque un poco tarde, al fin he podido leer lo que ya escuché en su momento y me estremeció. No tengo más que darte las gracias como siempre Álvaro, espero hacer algo importante algún día para pedírte que me dediques unas palabras ymientras eso ocurre sigue escribiendo como tu sabes, desde el corazón. Un fuerte abrazo!

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