Estas navidades, después de 30 años de la muerte de mi padre, mi madre me regaló unas imágenes en Super-8 que había pasado a DVD y que desconocía. Fue la primera vez que ví su imagen, junto a la mía, en acción real. Su sonrisa, su forma de mirarme a los ojos, cómo me tendía la mano...Y siento que fue algo importante, me sentí niño, me sentí hijo. Perdonarme el atrevimiento del poema, lo necesitaba
Hace más de 30 años
que no se proyectaba tu imagen,
hoy la ví real,
la sentí cercana,
y todo pudo ser,
de nuevo.
Y decidí
poder recordar aún,
una niñez que ya no me recuerda;
poder vivir aún,
de las fotografías,
de las palabras que me leíste.
Poder regresar
a tu imagen
al cerrar los ojos;
y poder callar aún
los silencios,
hasta el silencio
de aquello que no existe.
Y decidí poder engañar aún
el tiempo equivocado,
la presencia ausente;
poder rescatar aún
sueños,
ahogados en el olvido.
Poder caminar
por ese raro país
en el que todo es encuentro
y poder perderme aún
en un pasado
que nunca fue presente.
Decidí poder construir aún
una vida
de ventanas abiertas;
poder sentir
que no fue ayer
ni es hoy,
sino mañana,
y poder llorar aún
tu caricia
en mi mirada.
Hace más de 30 años
que no podía nada,
hoy me expliqué contigo,
y todo pudo ser,
de nuevo.
Y si pudiera verte, que yo creo que sí, estaría muy orgulloso de tí. Un fuerte abrazo
ResponderEliminarEl regalo de navidad más bonito que has recibido de dos de las personas más importantes de tu vida, tus padres.Este es uno de tus tesoros. Tú nos has regalado este hermoso poema, lleno de la ilusión con las ventanas que nos abres a través de tus sueños e inquietudes cada día. Tu padre siempre ha estado en ti y lo vemos a través de ti. Besicos mil
ResponderEliminarMe emociona tu poema.Impresionante.
ResponderEliminarGracias por compartir con nosotros estas palabras y sentimientos, un beso enorme.
ResponderEliminarVanessa (entro sin mi cuenta, pero ya sabes quién soy)
Como siempre has conseguido transmitir a través de tus palabras los verdaderos sentimientos. En esta ocasión no creo que haya sentimiento más elevado que el que tú tienes hacia la memoria de tu padre. No cambies nunca Álvaro...
ResponderEliminar¡Treinta años! Toda una vida...
ResponderEliminarPero resulta que uno ve ciertas imágenes y aquéllo que estaba perdido vuelve con vida propia.
Me encanta cómo el cerebro humano es capaz de algunas cosas (como crear estos versos).
Un abrazo