Ciertas tardes y noches y mañanas como ésta
desde un raro país donde todo es encuentro
donde los tilos huelen a regreso
y caminan dulces viejos con la barba
vuelve hacia mí el amor con lluvia y mariposas
y una pólvora rara que supera al tabaco
y un coñac de misterio que ha engañado a la víspera
y una brújula rota que orienta a la ceniza
y me lleva al lugar que ha olvidado a la luna
y el otoño es posible
y el autor es posible más allá de los credos.
Todo está bien ahora;
la luz, el heliótropo
el musgo que ha brotado entre los días.
Ciertas tardes y noches y mañanas como ésta, como dice Blaistein, se me acercan personas, unas más cercanas, otras menos, pero con una misma pregunta: ¿es una brújula lo que llevas al cuello?. Yo siempre sonrío, la acaricio con mi mano, y respondo: no quiero perder el norte. Lo que no digo, pero siempre recuerdo, es que esta pequeña brújula que me acompaña desde que se puso triste el alma de los mapas, es un regalo. Vino de Roma, hecha a mano, sellada y envuelta en polvere di tempo (aún guardo el paquetito), y llegó a través de una persona que ha caminado junto a mí largo tiempo, entre pasillos universitarios y tierra de excavación, entre hoteles y cansancio, entre dolores y sonrisas; ha caminado en el alma. Lo que no digo, pero siempre recuerdo, es que no perder el norte significa tenerla cerca, sentir sus palabras cuando me siento lejos; significa la unión de un sueño con la realidad, cuando pocos hay que se materialicen de esa forma; que basta una llamada de teléfono para que me alegre el día o coja el coche dirección a Alicante para que me abrace. Lo que no digo, pero siempre recuerdo, es que no perder el norte significa ese grupo de locos alicantinos (ahora más sanvicenteros) que adoro porque son familia, amicus optimus como me bautiza uno de ellos, que me secuestran para no perder el norte y encontrar siempre la alegría.
Ciertas tardes y noches y mañanas como ésta, desde un raro país donde todo es encuentro, celebro su existencia ante la persona que me pregunta por mi brújula. Y deseo, deseo no perder el norte…
En realidad tú eres el norte para muchos de nosotros y esa brújula sirve para que no olvides que las personas que recorren tu camino junto a tí desde hace tanto son las que de verdad tienen claro que nunca lo abandonarán, por decisión propia y porque es lo que sentimos, a pesar del polvo del tiempo. TQ
ResponderEliminarMe parece precioso, como todo lo que escribes. Con esa brújula (y lo que ella significa) nunca vas a perder el norte. Aunque a días parezcas un poco desorientado, son los vientos que soplan fuertes para que luego, de nuevo, llegue la calma. Un beso. Te quiero.
ResponderEliminarMantener el norte a pesar de no conseguir tu sueño es señal de fortaleza, en la arqueologia es dificil conseguir el sueño, pero en ocasiones hay que dar paso a otros sueños para no perder el norte.Tus escritos me conmueben,estan llenos de sensibilidad y ternura.No la piedas nunca.
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